sábado, 16 de enero de 2010

PROGRAMA

A MODO DE PRESENTACION

Para empezar, somos un colectivo formado por jóvenes con muchos años de militancia en el movimiento antifascista. En todos estos años de militancia hemos visto como este movimiento antifascista ha crecido y se ha ido consolidando. Y ha crecido no sólo en el número de militantes sino que también ha ido aclarando sus dudas, ha ido ampliando su nivel de conciencia, consiguiendo en muchos casos abrirse camino frente a grandes obstáculos. Pero obviamente no nos conformamos con esto, nosotros queremos seguir avanzando.

Como decíamos, en todos estos años, el movimiento antifascista ha ido evolucionando desde la lucha prioritariamente “antinazi” a posiciones de lucha más amplias. Es precisamente por eso que entendemos que el fascismo no viene ligado exclusivamente al movimiento neonazi, sino que además este hunde sus raíces en el propio sistema capitalista, surge de él y le necesita para mantenerse en el poder.

Por lo tanto, creemos que para que el movimiento antifascista siga creciendo y desarrollándose debe, además de proseguir y consolidar el camino recorrido, fijarse nuevos objetivos y organizarse para extender las luchas, especialmente entre aquella juventud menos combativa pero igualmente afectada por la lacra capitalista. Procurar que despierte del letargo donde lleva sumida ya décadas debe ser una de nuestras tareas. Enseñar con la práctica que no somos esa juventud apolítica, indiferente y egoísta como le gusta pintarnos a la burguesía explotadora cada fin de semana, sino que por el contrario somos capaces de reconocer a los verdaderos culpables de nuestros problemas y que estamos dispuestos a organizarnos para luchar por nuestros intereses, que no son distintos a los intereses de la clase obrera en general. Como es bien sabido, la juventud, debido a su enorme iniciativa y potencial revolucionario, en otras épocas no muy lejanas ha marchado al frente de las luchas populares y por la conquista de las libertades políticas, económicas y sociales. A nosotros no nos cabe ninguna duda de que tanto en la actualidad como en un futuro próximo será de la misma manera. Aunque sabemos que para ello habrá que realizar un enorme esfuerzo.

Por eso consideramos que debemos desarrollar la lucha hasta hoy desplegada pero además analizar nuestra situación más general y ver las formas de darles solución.

No nos consideramos ninguna vanguardia, ni nada ajeno o separado del movimiento antifascista actual. Por ello, promovemos la unidad y fomentamos el debate abierto de cara a buscar las mejores formas de organización y crear así una corriente antifascista sólida con unas ideas y unos principios claros, que agrupe y dirija toda su energía y sus golpes contra sus enemigos de clase: la burguesía y sus lacayos que les sirven para ampliar su base social.


DECLARACION POLITICA

Como decíamos, nuestra organización pretende encuadrar a la juventud más combativa para hacer frente a los problemas que sufrimos. Una juventud especialmente vulnerable a las desastrosas consecuencias que acompañan al sistema capitalista en su derrumbe.

Dadas las condiciones de sobreexplotación y represión que sufrimos en todos los terrenos pensamos que la única forma de poder hacer frente a este modelo de dominación es mediante la organización consciente y consecuente. Consideramos que es muy amplia la tarea que nos hemos fijado, pero igualmente necesaria.

Por un lado, contribuimos, dentro de nuestras posibilidades, en la lucha contra el fascismo, y por otro lado; estimulamos el potencial revolucionario de la juventud para que se movilice y haga frente a sus problemas con dignidad y audacia.

Creemos firmemente que se puede vincular la lucha contra la precariedad que sufre la clase obrera, y en especial su juventud, con la lucha contra el fascismo y el recorte de libertades que se acentúa cada día más en el estado español. No olvidamos, sin duda, que las bandas de matones de ultraderecha son un problema para la clase obrera, aunque solo sea por sus mensajes xenófobos y racistas que desvían la atención de los trabajadores y nos dividen. Esa es una cuestión fundamental para todo antifascista, pero creemos que, además, tenemos problemas aún más graves.


La lucha contra el fascismo continúa

Son cada vez más voces las que se erigen firmes contra la maniobra que el fascismo se vio obligado a hacer a finales de la década de los 70 ante, primero; la crisis aguda en que vivía, la falta de libertades y como consecuencia el empuje de las masas, y segundo; la compleja situación internacional. Aquella maniobra se la conoce como Transición. Para muchos fue la transición del fascismo, dictadura terrorista abierta, a la llamada democracia burguesa.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, esta maniobra solo sirvió para perpetuar al fascismo, para adaptarlo a las nuevas circunstancias y, en definitiva, para adornarlo con un ropaje democrático.
¿Y porqué decimos esto? Porque nadie a estas alturas puede negar que aquella transición no trajo consigo, no solo la ruptura con el régimen fascista, aunque solo fuera de forma simbólica, por ejemplo “retirando” a ministros fascistas, “fingiendo” condenas a los responsables de los crímenes, etc. sino que tampoco trajo las libertades que nos fueron robadas a la clase obrera tras el golpe militar fascista de 1.936.
Por eso decimos que la lucha contra el fascismo debe continuar, porque el fascismo se consiguió camuflar tras la falsa democracia y no rindió cuentas por sus décadas de crímenes y oprobio, y porque, por supuesto, el fascismo en España no fue derrotado pese a los innumerables esfuerzos por llevarlo a cabo.

También creemos necesario abrir el debate, una vez más, sobre la utilización correcta del término antifascista y todo lo que ello conlleva. Todos sabemos que hay un gran sector dentro del Movimiento Antifascista que considera que en España ya no hay fascismo, que se “evaporó”, desapareció sin más. Luego entonces, si no hay fascismo ¿qué es la lucha antifascista? ¿la lucha exclusiva contra las bandas neonazis?
Nosotros consideramos que el antifascismo no es solo la lucha contra los matones con ideología neonazi. Es más, la lucha antifascista se viene aplicando desde los tiempos de la II República, cuando no existían las bandas de neonazis que hoy conocemos. Con esto queremos decir que no hemos inventado nada, que si el fascismo es mucho más que una banda de matones, sino toda una ideología institucional dominante, la lucha antifascista tiene que ser, y es, mucho más de lo que se lleva aplicando en la actualidad. Nuestro trabajo debe centrarse en la denuncia del peligro que conllevan esas mismas bandas, pero sobre todo y por extensión, la denuncia de esa misma ideología dominante y la organización frente a ella.
La otra parte del debate está en el propio uso de los términos. En lo que si vamos a estar de acuerdo, y cada vez queda más demostrado, incluso con diversos sectores con distinta ideología, es en la inviabilidad del sistema capitalista y en la imposibilidad de reforma alguna. No hay más parches que puedan solucionar los problemas que vamos a tener que sufrir.
Con esto queremos decir que el movimiento a día de hoy se identifica más con la lucha anticapitalista que con la lucha antifascista puesto que el debate sobre la existencia o no del fascismo, sobre si hay posibilidades de aprovechar la legalidad burguesa, etc. no está del todo claro y le provoca (al movimiento) alguna que otra división. Si no hay fascismo, hay democracia burguesa, y si hay democracia burguesa quiere decir que se puede hacer política libremente sin que te encierren por llevar a cabo un determinado proyecto político, y eso sencillamente consideramos que no es así.
Queremos dejar clara nuestra postura al respecto. En España, la burguesía y su Estado rompieron las reglas democráticas durante la II República y se impusieron con el terror. Eso debería ser suficientemente aleccionador para nosotros. En este Estado no se volverán a dar pasos en esa dirección. Antes, la Constitución sacará los tanques para defender la sacrosanta propiedad privada y los intereses nacionales que para eso está.
Para los más despistados habría que recordarles que una cosa es el sistema económico, social, cultural de la burguesía, es decir, capitalismo monopolista de estado, capitalismo en definitiva, y otra cosa distinta es el régimen que reviste a dicho sistema según el caso (que principalmente se deberá al grado de madurez de la lucha de clases de ese país determinado); que puede ser de tipo democrático o de tipo fascista. Sin duda alguna, analizando la historia pasada y reciente de España concluimos diciendo que: este es un país capitalista con un Estado de tipo fascista.

Esto no significa que estemos dando un paso atrás propiamente dicho, sino que procuramos mirar atrás, debatir sobre las diferencias, trabajar sobre ellas para avanzar con firmeza, para dar pasos hacia delante y no quedarnos estancados que es lo que podría sucedernos de no superar estas y otras dificultades.
Creemos que hay un gran hueco no cubierto en este movimiento, mayoritariamente anticapitalista, que es el de una organización fuerte, disciplinada y combativa con sus principios claramente marcados y con unos objetivos claros. En ese contexto pretendemos contribuir desde nuestra organización.


La precariedad se ceba especialmente con la juventud

El otro punto al que debemos prestarle atención es a la situación social en la que nos encontramos la mayoría de los jóvenes. Es la consecuencia de un sistema social injusto basado en la dominación de una minoría sobre el resto de la población.
Bajo estas condiciones de dominación, nos sentimos parte del grueso de la clase obrera, los jóvenes obreros formamos parte en igual o en peores condiciones que el resto de trabajadores. En cuanto a los jóvenes estudiantes que aún no han sufrido la explotación y la precariedad en sus propias carnes sólo podemos decirles, desde una posición crítica, que no tengan prisa, que serán los precarios de mañana; que con estudios o sin ellos tendremos que aceptar los ritmos de trabajo que nos impongan y con unos salarios que nos impidan emanciparnos. Somos mera mercancía de acuerdo a sus intereses productivos, y hoy sus intereses productivos ya vemos cuales son: reducción al máximo de los costes de producción (que se traduce en despidos baratos o gratuitos) y eliminación progresiva de todos los derechos y conquistas conseguidas décadas atrás por las luchas obreras.

Con esto la vulnerabilidad de los jóvenes en el marco laboral es más que evidente. Las dificultades de acceso a un empleo, vamos a llamarlo digno, son mayores que en otros sectores de la población. La precariedad y la temporalidad de los contratos también es una constante. Esto sucede no solo en los casos de la juventud menos cualificada y con menos formación, esta dinámica se repite incluso con los jóvenes con estudios y formación suficiente.

Pero la realidad es tozuda. El mercado es poco flexible y necesita más que nunca del uso de esta mano de obra a su antojo, adaptándolo a sus necesidades comerciales e intentando hacer ver al mundo que la situación de los jóvenes es un problema estructural lógico que se resuelve con el paso de los años. Pero la realidad, además de tozuda, es bien distinta, los jóvenes han de mantenerse en esa situación de inestabilidad e inseguridad, es decir, de precariedad extrema, para que otros mientras puedan seguir beneficiándose.

Obviamente, dicha inestabilidad social se traduce y crea como consecuencia otros problemas como es la imposibilidad de acceder a una vivienda, sea de alquiler o de compra, puesto que dicha inestabilidad laboral y los escuálidos salarios que recibimos por nuestro trabajo hacen que no podamos hacer frente a los pagos que nos exigen debido, entre otras cosas, a los intereses especulativos de esa minoría a la que nos referíamos, teniendo que adaptarnos a vivir en condiciones en muchos casos poco deseables, alargando el periodo de convivencia con nuestros padres o bien alquilando habitaciones porque no nos da para más.

La solución desde el gobierno al servicio de la burguesía no es otra, y no puede ser otra, que la de darnos pequeñas ayudas directamente para el alquiler, o mediante inyección multimillonaria a los bancos con fondos públicos, no lo olvidemos, para hacernos “más liviano” el mal trago de pagar el alquiler o la hipoteca. Es decir, que con nuestro dinero el Estado “nos ayuda” a pagar a pequeños y grandes especuladores pero no elimina a dichos especuladores, entre otras cosas porque son los amos del mercado.

Pero este mismo trato no acaba aquí. La mercantilización hasta límites preocupantes, se da también en la educación, pilar fundamental de las bases de toda sociedad. El control del modelo educativo cada día se ajusta más al modelo empresarial, donde la iniciativa privada (y por lo tanto el beneficio de unos pocos) cada vez está más presente en la enseñanza.
Desde la escuela primaria y secundaria pública nos bombardean con mensajes de los grandes avances en materia de calidad de la educación cuando la realidad es bien diferente: se dan los casos de las aulas masificadas, escasez de recursos, falta de centros y material escolar, etc. lo que viene a contrastarse con las escuelas privadas, colegios de élite donde preparan a los futuros explotadores y de los que solo pueden hacer uso los actuales explotadores por su excesivo coste.
Lo mismo ocurre con los estudios universitarios, donde cada vez las empresas juegan un papel más importante, donde cada estudiante prácticamente deja de cursar unos estudios determinados para ser partícipe de la estructura de la empresa que avale la educación. La tendencia a que desaparezcan las carreras universitarias menos productivas para el mercado capitalista es una realidad que demuestra el carácter antisocial que se ciñe sobre la educación, primando los estudios que aportan beneficios a las empresas y dejando a un lado los vinculados a temática social, histórica o cultural. Esto a su vez trae consigo la creación de jóvenes y profesionales sin conciencia alguna, sumisos a los postulados que en sus aulas inculcan. Deja de importar el hecho de conocer nuestra historia, nuestra cultura, de profundizar en aspectos sociales, filosóficos, etc. Sin embargo, lo que sí interesa es fomentar el embrutecimiento de la sociedad más joven, que solo busque multiplicar los beneficios de sus patrones.

Ese mismo aborregamiento se refleja más allá del ámbito educativo con las miserias que nos ofrece el sistema fuera de las aulas en el plano de la cultura. Apenas se realizan actividades sociales o culturales en las que no haya que pagar por asistir. No existen apenas lugares para el ocio sano y para la práctica de otras actividades. No existen centros sociales y de ocio donde los jóvenes podamos discutir libremente sobre nuestros problemas, podamos organizar asambleas y así buscar soluciones. Ante esta situación, solo nos queda promover la okupación de espacios abandonados y al servicio de la especulación inmobiliaria.

Semejante panorama, a modo de resumen, es el que planea sobre nuestras cabezas y esperamos darle pronta solución.


CULPABLES Y CÓMPLICES DE NUESTRA SITUACION


Conocemos a los enemigos del pueblo y como combatirlos. Sin duda los responsables de esta situación no son otros que la clase capitalista. Todos aquellos que no han dudado en enriquecerse al máximo y en poco tiempo a costa de la clase obrera y ahora que disminuyen sus ganancias nos condenan al paro y la miseria. Son enemigos del pueblo todos aquellos que han provocado esta precaria situación y toda una serie de injusticias sociales que se acentúan cada día.

Todo esto está claro, nadie lo discute. Pero en lo que queremos hacer hincapié, donde se van a centrar también nuestras críticas es en los cómplices de esta situación, en todos aquellos oportunistas y reformistas de distinto pelaje que sostuvieron en la transición que bajo el sol del nuevo capitalismo florecería la paz eterna, el desarrollo sin límites y el bienestar para todos. Solo hay que mirar donde estamos. Eso mismo sostienen hoy todos aquellos que durante la “transición” del fascismo a la falsa democracia claudicaron y se adhirieron al régimen renunciando a los derechos más elementales que la clase obrera demandaba, traicionando a los trabajadores y condenándonos a lo que hoy sufrimos, entregándonos a los fascistas dócilmente.

Si bien es cierto que los primeros son los responsables de nuestra ruina, los segundos son más despreciables si cabe, puesto que son los que han provocado que en esta situación no seamos capaces de organizarnos o nos cueste un esfuerzo inmenso hacerlo. Son los responsables de la indignación, la desilusión y en definitiva la desorganización. Por un lado, la peor arma del obrero, y por otro, la mejor de la burguesía. Estos canallas, vestidos con frases pseudorevolucionarias, hace tiempo se colocaron al lado de la burguesía sirviendo a sus intereses, en defensa de la propiedad privada capitalista, y no dudaron nunca en denunciar y delatar a los auténticos revolucionarios.
Todos ellos siguen legitimando al régimen que les legalizó y al que tanto le deben. No nos estamos refiriendo solamente a los partidos oficiales mayoritarios sino a toda una serie de partidos que pretender serlo utilizando los mismos argumentos sin excepción. Ninguno de ellos se cansa de mentir cuando dicen que bajo este régimen y participando en sus mascaradas electorales podremos construir un frente verdaderamente revolucionario. Mienten descaradamente y buscan beneficio propio al decir que hay que renunciar a lo que haga falta, legitimar lo que haga falta mientras lleguemos a las masas. Ellos, de momento, ya se han deslegitimado a sí mismos y durante décadas, pero ¿dónde están las masas?

La única verdad es que a lo que precisamente han dado la espalda las masas es a esa política embustera y conciliadora. Todos ellos, partidos políticos oficiales, falsamente denominados de izquierda, y los sindicatos mayoritarios subvencionados y vendeobreros, son los auténticos cómplices de los capitalistas que mantienen atados a los trabajadores mientras estos son explotados.

Como decimos, no se cansan de mentir cuando hablan, y nosotros; no nos cansaremos de desenmascararlos y de denunciar su colaboracionismo.

CRIMINALIZACIÓN Y REPRESIÓN

La crisis general del capitalismo se acentúa a pasos agigantados. El sistema se derrumba dejando tras de sí a millones de auténticas víctimas en su caída libre. Uno de los primeros en sufrir semejante sacudida somos nosotros, como hemos dicho, los jóvenes.

También sabemos que a medida que la crisis avanza y las clases populares se van hundiendo en la miseria, a la vez, van adquiriendo conciencia de su situación y conciencia de clase. A la vez que van cayendo, una tras otra, todas las bondades del capitalismo y se van enfrentando a la cruda realidad capitalista, las clases populares van adquiriendo conciencia revolucionaria.

Esto mismo lo tienen en cuenta las clases dominantes cuando recientemente el actual ministro de trabajo lo resumió diciendo: “nos preocupan especialmente los jóvenes”. ¿Cómo debemos interpretar estas palabras?
Tienen muy en cuenta que, debido a la vitalidad e imaginación que poseemos, somos potencialmente creadores pero también potencialmente destructores.
Además, hay que tener en cuenta que el simple hecho de no poseer nada comprendemos fácilmente que no tenemos nada que perder. Por ello, concretamente, es la juventud la primera en tomar posición y en organizarse de diversas formas para hacer frente a sus problemas e inquietudes.

Esto precisamente, nos trae aún más problemas. Problemas en forma de criminalización y represión.

Criminalización, porque sin una previa criminalización de los colectivos y organizaciones que tienen algo serio que aportar les sería más difícil llevar a cabo dicha represión. Primero nos presentan como bandas revanchistas, delincuentes juveniles e incluso como terroristas callejeros, para así aislarnos y después aplicarnos sus sucias leyes de tal forma que a nadie le extrañe.
Este es el verdadero sentido de la criminalización. Allanar el terreno a la represión, justificarla y a la vez aislar a “los violentos”.

Que se ha incrementado la persecución policial sobre el movimiento antifascista en todo el Estado salta a la vista. Solo hay que observar en Madrid tras el asesinato de Carlos y los casos recientes de Málaga, Asturies, León, etc.
Un estado como el nuestro, al que consideramos de tipo fascista y no democrático, no tiene otros instrumentos para solucionar los problemas de las masas que el de la represión. Es mas, enfrenta con la represión no sólo cuestiones trascendentales para su sistema de dominación, sino además cuestiones secundarias.
Un simple ejemplo, si fueran auténticos demócratas lucharían contundentemente contra el racismo tal como reza en su Constitución y no permitirían ni grupos, ni manifestaciones racistas. Pero sin embargo, no sólo les protegen y amparan sino que nos reprime a los que combatimos esas ideas nazifascistas. Otro ejemplo, es el de no querer dar una solución a problemas históricos de forma democrática. El hecho de reprimir a aquellos que mantienen en pie los principios democráticos tales como el derecho a la autodeterminación de los pueblos oprimidos o los que mantienen la lucha por los derechos democráticos que fueron robados a los trabajadores durante la Guerra Civil y la Dictadura.

Consideramos pues, que no hay libertad de expresión, ni de asociación salvo si se cumple con su estrechísimo margen legal. Margen este tan estrecho que lo único que te permite es protestar con las manos atadas y sin la posibilidad de arañar siquiera su estructura burocrático-militar que les protege. Una y otra vez nos estrellaremos contra el muro de su Constitución, fascista.

Por tanto, la creación y el apoyo de un organismo antirrepresivo amplio es una cuestión apremiante e irrenunciable para todo aquel que se denomine antifascista. Una plataforma antirrepresiva que estreche sus lazos de una vez por todas con todos aquellos que luchan contra el sistema capitalista y su estado, sin entrar por supuesto en la trampa de la culpabilidad o la inocencia, ya sean independentistas, anarquistas, comunistas, etc., ya que dicho Estado no hace distinciones ideológicas a la hora de reprimirnos con su instrumento represivo por excelencia, un tribunal de excepción encargado de la represión política, la Audiencia Nacional, “casualmente” heredera del TOP franquista.

Otra tarea antirrepresiva y a la vez política, además de fundamental para todo el que se precie revolucionario, es la denuncia de la Ley de Partidos que fue pensada y creada para vincular en un nuevo intento a “violentos” con todos aquellos que no los condenan, y así poder emprender toda una campaña difamadora con el único fin de reprimirnos en todo ese proceso que lo han llamado, deslegitimación de la violencia.

Actualmente, las tareas antirrepresivas pasan obligatoriamente por denunciar enérgicamente la existencia de tribunales especiales para la persecución y represión políticas y la denuncia del carácter fascista de la Ley de Partidos que persigue, no sólo encerrar a los que luchan sino extender la criminalización a todos los entornos con el fin de neutralizarlos con el terror y hacer que les demos la espalda. En definitiva, como decíamos, aislar a los revolucionarios. Esa Ley monstruosa es un verdadero saco sin fondo donde puede llegar a caber todo tipo de colectivos verdaderamente democráticos que tengan una mínima actitud crítica con el régimen. Además, la reciente legitimación por parte de Europa “blinda a dicha Ley ante futuras ilegalizaciones”, según el prevaricador exportavoz del PSOE, Diego López Garrido. Esta advertencia es una amenaza real para todos los que estamos en el punto de mira, no hay que olvidarlo, mañana podríamos ser cualquiera de nosotros.
También es necesario recordar que la Ley de Partidos está hecha para los currelas, para los rojos, anarquistas e independentistas. Para nosotros nos reservan la ley que nos ilegalizará en bloque. A los partidos fascistas jamás les aplicarán dicha ley, los condenarán, o no, individualmente. Por eso aprovechamos para decir que es un grave error pedir la aplicación de la Ley de Partidos para estos grupos ya que nunca les será aplicado y sin embargo la estamos considerando como instrumento válido.

No hay que olvidar tampoco que son muchos los compañeros que en las luchas que se han librado en todo el Estado, apaleados en muchos casos, otros muchos denunciados y multados, y todos ellos pendientes de juicio. No hay que bajar la guardia frente a este hecho. El Estado no nos va a perdonar. Como ejemplo: la condena del asesino de Carlos no significa el fin de nuestra lucha. Tenemos claro que fue un hecho legítimo salir a la calle a protestar contra aquellas provocaciones racistas y xenófobas y por ello fuimos reprimidos y criminalizados. Por lo tanto, la lucha continúa con la defensa de los compañeros represaliados y con la exigencia de las causas abiertas y las peticiones fiscales sean anuladas.

No somos grandes especialistas en poner en práctica grandes campañas contra la criminalización pero sabemos como se combate dicha criminalización. Impedir primero ese aislamiento al que pretenden someternos, arropar a los reprimidos, prestarles apoyo, y desplegar campañas, las más amplias posibles, contra la intoxicación informativa de los medios. Sólo así arrancaremos a nuestros compañeros de las garras fascistas o al menos lograremos paralizar dicha criminalización.

Pero insistimos, ante todo, no dejar jamás solos a los que luchan.


PROGRAMA MÍNIMO:

- Promovemos la lucha por un trabajo, vivienda, educación y espacios dignos.

- Combatimos al fascismo en todas sus formas.

- Desenmascaramos y combatimos al oportunismo y al reformismo.

- Denunciamos la represión y fomentamos la unidad y la solidaridad para hacerla frente.

Panfleto Manifestación 20-N

¡¡CONTRA EL FASCISMO EN TODAS SUS FORMAS!!

En el 34 aniversario de la muerte del dictador Franco, no tenemos nada que celebrar.

Nos organizamos y tomamos las calles como cada año para denunciar que la Transición no trajo consigo la ruptura con los fascistas. Que esta fue llevada directamente desde el Poder, con la ayuda de los partidos políticos oficiales, y gracias a los “pactos de silencio” (Pacto de la Moncloa), entre estos. Con esa colaboración cómplice, el fascismo consiguió camuflarse tras la falsa democracia. De tal forma que, sin duda, hoy día siguen tutelando la política y las vidas de los trabajadores.

Y es por eso, que esta no debe ser una jornada de celebración y autocomplacencia sin más, sino de lucha sin cuartel.

Además, ha de ser una jornada que sirva para honrar a todos los caídos en esta larga y negra noche del fascismo. Por los caídos por las balas fascistas, y por las balas de la falsa “democracia”. Para gritar por los miles de detenidos, torturados y humillados que se ha cobrado el fascismo en tiempos de Franco y que se sigue cobrando hoy día.

Muy a pesar de lo que digan algunos colectivos, los fascistas siguen dominando bajo nuevas formas. Decir lo contrario es situarse de manera canallesca al lado de los verdugos del pueblo. Al fascismo se le combate allá donde esté, ni se le menosprecia ni se le ignora como hacen los oportunistas con mezquinos intereses políticos y electorales.

Hoy es día de levantar la voz contra los fascistas que usurparon el Poder por la fuerza y contra los partidos y sindicatos que se arrodillan una y otra vez sirviéndoles de base social para mantenerse en él.

¡¡¡LOS FASCISTAS NO NOS REPRESENTAN!!!
¡¡¡SUS LACAYOS Y CORRUPTOS TAMPOCO!!!

¡¡¡VIVA LA LUCHA ANTIFASCISTA SIN CUARTEL!!!
¡¡¡NI UN SOLO PASO ATRÁS!!!




ORGANIZACIÓN REVOLUCIONARIA ANTIFASCISTA