martes, 19 de abril de 2011

Ante su circo electoral

Otro año más se presenta ante nosotros el circo de la falsa democracia: las elecciones: Y, como cada año, se crea entre la “izquierda anticapitalista” el debate entre si votar algo, o bien, abstenerse.
Algunos partidos nos ofrecen recortes laborales y sociales como: la reforma laboral, el pensionazo, el Pacto del Euro, paro masivo, miseria para los trabajadores y desempleados, recortes laborales y sociales, aumento de la represión...etc. Todo ello, en completa complicidad con sus brazos “sindicales” CCOO y UGT. Otros, callan y miran para otro lado ante esto, o berrean demagogia sobre sus “oponentes” sin ofrecer soluciones. Incluso hay quienes aumentan considerablemente su demagogia, aparentan el número de “oponentes” y nos prometen el cielo mediante una simple papeleta.

Lo cierto es que la clase política está plenamente corrompida. Estas elecciones cuentan con más de 100 imputados por corrupción, la mayoría candidatos del PSOE, PP e IU. Los casos se extienden a lo largo y ancho del país, salpicando también a formaciones autonómicas. Se observa que esto no es ningún mal menor, es una tendencia generalizada y constante.

Para resolver el debate, para poder escoger entre si votar o abstenerse, debemos analizar la situación en la que nos encontramos y saber qué opción es la más positiva para los intereses de nuestra clase.

En el Estado español, sufrimos la dictadura burguesa y su sistema capitalista monopolista, pero además, la burguesía opta por el fascismo como forma de dominación sobre la clase trabajadora y el resto de clases populares. Este Estado, es, en esencia, un Estado fascista, heredero y continuador del régimen franquista, pese al lavado de cara que se vio obligado a hacer a finales de la década de los 70, debido a la compleja situación internacional, y, sobre todo, al empuje de las masas.

Las antiguas democracias burguesas parlamentarias han quedado superadas por la entrada del capital en su fase imperialista, donde sus contradicciones agudizadas al extremo son solamente controladas a través del fascismo de Estado. Los derechos y las garantías democráticas se ven pisoteadas día a día a través de su ley electoral, su ley de partidos y su persecución y represión política. No se dan las condiciones democráticas mínimas para desarrollar una lucha parlamentaria, como se dio en otras épocas, donde era útil y necesaria.

Hoy en día, solo pueden estar representadas las opciones que acaten su Constitución monárquica, su inamovible pilar de la propiedad y sus reglas de juego fascista. Esto solamente le es útil al viejo reformismo. Por lo tanto, seguir este juego únicamente les ayuda a maquillar su régimen y vestirle de demócrata.

Últimamente, podemos comprobar como el régimen tiene cada vez menos escrúpulos en volver a sus orígenes. El ejemplo más claro y reciente de esto, sería el conflicto de los controladores aéreos. La forma de resolverlo por parte del Gobierno del PSOE no deja lugar a dudas: la militarización del sector a punta de pistola ha sido un hecho, se ha coartado totalmente el supuesto derecho a huelga con el método más fascista y antidemocrático posible.

Ellos saben que unos miles de votos en este Estado bipartidista no solamente no les perjudican sino que les ayudan a crear esa hipotética pluralidad democrática que tanto necesitan para presentar esta pantomina electoral como un combate justo, como algo verdaderamente democrático.

Las viejas formas democráticas -repetimos-, han sido superadas y ya no son válidas en el contexto actual, por lo que la única opción válida y revolucionaria para la clase obrera debe ser la abstención activa y el boicot. Muchos dicen que no sirve para nada quedarse en casa y dejar que voten ellos, pero no se trata de no ir a votar, se trata de desarrollar campañas desenmascarando esta farsa, dejando ver sus artimañas y hacer que cada vez se encuentren menos legitimados. Cuanta menos participación, menos legitimación, es así. Más razones tendremos para decir que esa manada de corruptos, ladrones y represores no representan más que a sus propios intereses: los de la burguesía y el capital.

Por lo tanto, pasemos a la acción y desmontemos sus mentiras mediante la propaganda y la agitación obrera; desenmascaremos y luchemos también contra el reformismo electoralista, que no hace más que confundir al trabajador, dándole falsas esperanzas “democráticas”; boicoteemos las campañas burguesas, apostemos por una lucha real, con métodos revolucionarios contra la barbarie capitalista.

Mientras las opciones revolucionarias no puedan presentarse con un proyecto revolucionario, mientras se deba acatar su Constitución y sus reglas de juego fascistas, mientras existan leyes de excepción como la de de partidos, mientras las cárceles estén a rebosar de presos políticos, mientras esto solo sea un circo corrupto y déspota para vestir de legal a su Estado fascista; en definiva, mientras no haya democracia, ¿para qué votar?

¡NO ENTRES EN SU JUEGO!
¡ABSTENCIÓN ACTIVA Y BOICOT A SU FARSA!